GENERALITIES: Retórica y Recursos Estilísticos-Parte 3

SENTENCIA: Pensamiento profundo expresado concisamente, en pocas palabras. Existen diferentes tipos: máxima o apotegma, cuando es de origen culto y con autor conocido; refrán o proverbio, cuando es popular y anónima; adagio, si es un proverbio en latín; epifonema, si es una moraleja final; chria, si es un dicho o hecho de un personaje célebre que contiene una sabiduría apreciable y digna de recordación.

Como telas de araña son las leyes,
que prenden a la mosca y no al milano. Joaquín Setantí.

Casas, jardines, césares murieron
y aun las piedras que dellos se escribieron. Rodrigo Caro.

Todo mal afirmado pie es caída... Luis de Góngora.

Con frecuencia los refranes o proverbios suelen provenir de cuentos tradicionales o populares, formulares, que terminaban en una expresión sentenciosa.

AMPLIFICACIÓN . Consiste en la explanación o desarrollo de un tema mediante la enumeración de los elementos complementarios que contribuyen a intensificar el sentido y el valor de dicho tema. En la poesía española es bastante usada, desde Juan de Mena a Pablo Neruda, pasando por La Celestina, Lope de Vega, Góngora, Federico García Lorca, etc.


A la tal mensajera nunca le digas maça;
bien o mal como gorgee, nunca le digas picaça,
señuelo, cobertera, almadana, coraça,
altabal traïnel, cabestro nin almohaça,
garavato nin tía, cordel nin cobertor,
escofina, avancuerda, [... ] nin rascador,
pala, aguzadera, freno nin corredor,
nin badil nin tenazas nin anzuelo pescador,
canpana, taravilla, alcahueta nin porra,
xáquima, adalid nin guía nin handora;
nunca le digas trotera, aunque por ti corra;
creo que, si esto guardares, que la vieja te acorra.
Juan Ruiz, Arcipreste de Hita

¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción...
Pedro Calderón de la Barca

No hubo príncipe en Sevilla
que comparársele pueda,
ni espada como su espada
ni corazón tan de veras.
Como un río de leones
su maravillosa fuerza,
y como un torso de mármol
su dibujada prudencia.
Aire de Roma andaluza
le doraba la cabeza
donde su risa era un nardo
de sol y de inteligencia.
¡Qué gran torero en la plaza!
¡Qué buen serrano en la sierra!
¡Qué blando con las espigas!
¡Qué duro con las espuelas!
¡Qué tierno con el rocío!
¡Qué deslumbrante en la feria!
¡Qué tremendo con las últimas
banderillas de tiniebla!
Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, F. García Lorca

PARASTASIS: Acumulación de frases que responden a un pensamiento análogo. Con frecuencia va apoyado en una anáfora:

Por eso no levanto mi voz, viejo Walt Whitman,
contra el niño que escribe
nombre de niña en su almohada;
ni contra el muchacho que se viste de novia
en la oscuridad de su ropero;
ni contra los solitarios de los casinos
que beben con asco el agua de la prostitución;
ni contra los hombres de mirada verde
que aman al hombre y queman sus labios en silencio... F. García Lorca, Poeta en Nueva York

PARADOJA, ANTILOGÍA o ENDÍADIS:Expresión apotegmática o sentenciosa de un enunciado en forma contradictoria:

No me buscarías si no me hubieras encontrado... Pascal

Del tiempo huye lo que el tiempo alcanza... Lope de Vega

No sé qué tiene el aldea
donde vivo y donde muero
que con venir de mí mismo
no puedo venir más lejos... Lope de Vega.

Yo me equivoqué una vez: cuando creí haberme equivocado. Un político antillano

Sor Juana Inés de la Cruz compuso con paradojas su famosa queja contra los hombres inconsecuentes que culpan a las mujeres de lo que ellos mismos causan:

Si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?
Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.
Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo... Sor Juana Inés de la Cruz

Es muchas veces irónica:

Todos somos iguales, pero unos más iguales que otros (Rebelión en la granja, de George Orwell)

El señor don Juan de Robres,
con caridad sin igual,
hizo hacer este hospital;
y también hizo los pobres. Tomás de Iriarte.

En otras ocasiones la paradoja denota los usos imaginativos del surrealismo, que expresa frustraciones mediante las paradojas que aparecen en los sueños:

Nació y no supo. Respondió, y no ha hablado... V. Aleixandre.

Es un recurso que revela una vívida imaginación cuando se funde con otros:

Nadar sabe mi llama l’agua fría

Aquí Quevedo personifica la llama, que metaforiza su amor, y alitera con la vocal más sonora, la a, mientras que contrasta con paradoja el calor de la vida y el frío de la muerte y utiliza la alusión al referirse implícitamente a la laguna Estigia y al destino de las almas que no han conseguido pasarla.

La paradoja puede pasar desde los límites microestilísticos a los macroestructurales; así, los frecuentes oxímoros de Borges pueden reflejarse en personajes contradictorios, como un preso-detective que resuelve los crímenes más complejos desde la cárcel donde está recluido acusado injustamente de asesinato (Seis problemas para don Isidro Parodi) o Chesterton idea toda una novela, El hombre que fue Jueves, sobre una conspiración anarquista en la cual todos los implicados son policías infiltrados, o Miguel de Unamuno crea otra en la que el protagonista, un cura, es el peor de los ateos y hace, sin embargo, tener fe a todo el pueblo donde habita (San Manuel Bueno, mártir), o bien, en otra de esas ficciones, hace triunfar a personas de las que todos saben su ineptitud e inmoralidad y, en cambio, concede el peor de los fracasos sociales a personas que son, por el contrario, auténticos ejemplos de eficiencia y civismo (Abel Sánchez) .

Según su verdad, existen varios tipos de paradojas:

1. Afirmaciones que parecen falsas, aunque en realidad son verdaderas.
2. Afirmaciones que parecen verdaderas, pero en realidad son falsas.
3. Cadenas de razonamientos aparentemente correctas, pero que conducen a contradicciones lógicas (a éstas se les llama falacias).
4. Declaraciones cuya veracidad o falsedad es indecidible.

Según su contenido semántico, hay otros tipos:

1. Paradojas estadísticas, como la de Hempel o la de Goodman

La de Hempel es la siguiente: “Todos los cuervos son negros” es una verdad incontrastable, científica; pero si solamente se hubieran observado tres o cuatro cuervos negros, la ley estaría débilmente confirmada, lo contrario a si observamos millones de cuervos y todos son negros. Pero si existiese un cuervo blanco y no lo observáramos, no sabríamos que la ley es falsa. ¿Qué pasaría si observásemos una oruga amarilla?. ¿Podría servirnos para confirmar la ley que hemos enunciado? Enunciemos la ley de esta otra forma: “Todo objeto nonegro es nocuervo” Es la misma ley antes enunciada, porque tenemos una doble negación. Al ver la oruga amarilla, vemos que es un objeto no-negro, y que es un no-cuervo, por tanto, queda confirmada la ley Todo objeto no-negro es no-cuervo y, a su vez, queda confirmada la ley “Todos los cuervos son negros”, por ser leyes equivalentes. Por cada objeto nonegro que sea nocuervo que observemos confirmamos las leyes enunciadas. Por supuesto, estas confirmaciones son muy pequeñas, pues existen millones de objetos no-negros que son no-cuervos. Cuantos menos objetos hubiera, más se confirmaría la ley por cada objeto no-negro que sea no-cuervo. Sin embargo, siguiendo este razonamiento, se puede enunciar la ley Todos los cuervos son blancos, hallar la ley equivalente, Todo objeto no-blanco es no-cuervo, y encontrar confirmación de esta ley igual que con la otra. ¿Cómo es posible que los mismos objetos confirmen leyes opuestas?

La de Goodman es la siguiente: sabemos que ciertos objetos cambian de color en cierto momento. Por ejemplo, las manzanas pasan de color verde a color rojo, el pelo encanece con la edad, etc. Llamemos verzules a los objetos que cumplan que sean verdes hasta fin de siglo, y que a partir de ese momento pasen a ser azules. Consideremos ahora las siguientes dos leyes: Todas las esmeraldas son verdes. Todas las esmeraldas son verzules. ¿Cuál de estas dos leyes está más confirmada?. Aunque no lo parezca, ambas leyes están igualmente confirmadas. Toda observación que se haga de una esmeralda será un ejemplo que confirme cada ley, y nadie ha observado jamás un contraejemplo. Sin embargo, la primera ley se acepta, pero la segunda no.

Paradojas geométricas

La del cazador y la ardilla. La ardilla está sobre un tocón, y el cazador a una cierta distancia del tocón. El cazador va rodeando el tocón, y mientras lo rodea, la ardilla va girando sobre sí misma sin perder de vista al cazador. Cuando el cazador haya dado una vuelta completa alrededor del tocón, ¿habrá dado una vuelta en torno a la ardilla?.

Cazador: Puesto que la ardilla está sobre el tocón, como he dado una vuelta alrededor del tocón, forzosamente habré dado una vuelta alrededor de la ardilla.
Ardilla: El cazador sólo me ha visto de frente. No me ha visto la espalda, por tanto, no ha dado una vuelta alrededor de mí.

¿Quién de los dos tiene razón?. A primera vista, ambos tienen razón, pero esto no puede ser, porque o bien el cazador da una vuelta alrededor de la ardilla, o bien no la da, pero no las dos cosas a la vez.

El problema radica en la definición de la palabra "rodear". Según cómo se defina, así tendrá uno u otro razón. Otra paradoja parecida es la que surge al contemplar la Luna. Puesto que siempre vemos su cara, cuando la Luna da una vuelta alrededor de la Tierra, ¿habrá dado la Luna una vuelta sobre sí misma? Vista la Luna desde otro planeta distinto a la Tierra, se la vería dar una vuelta alrededor de su propio eje. Vista la Luna desde la Tierra, puesto que no la vemos por todas partes, sino sólo por una mitad, podemos decir que la Luna no da una vuelta sobre su eje cada vez que da una vuelta alrededor de la Tierra. Aquí está de nuevo envuelto el significado de una palabra, en este caso, "revolución". Sin embargo, ésta ya no es una paradoja, porque por el péndulo de Foucault puesto en la Luna se puede constatar que sí da una vuelta alrededor de su eje.

Paradojas lógicas

La paradoja del barbero o de Russell es conocidísima:
En una barbería hay un cartel que dice lo siguiente:

Yo afeito a quienes no se afeitan a sí mismos, y solamente a éstos.

La pregunta es: ¿quién afeita al barbero? Si el barbero se afeita él mismo, entonces forma parte de las personas que se afeitan a sí mismas, por lo que no podría afeitarse a sí mismo. Si no se afeita a sí mismo, entonces formaría parte de las personas que no se afeitan a sí mismas, por lo que debería afeitarse él mismo. Como se ve, el barbero no puede cumplir con lo que puso en el cartel. Bertrand Russell descubrió que no puede existir un conjunto que se contenga a sí mismo. Así, por ejemplo, el conjunto de todas las cosas que no sean manzanas no puede existir, porque el mismo conjunto no es una manzana, por lo que debería entrar dentro del conjunto de cosas que no son manzanas.

Esta paradoja tiene consecuencias muy profundas, tan profundas que dictaminan qué puede o no conocer la ciencia, qué puede o no conseguir la medicina, qué creencias nuestras son o no válidas, etc., e incluso algunas limitaciones de Dios, si existe.

La paradoja de clasificación consiste en lo siguiente:

Se toman a todas las personas del mundo, y se las clasifica en interesantes y no interesantes. En la lista de no interesantes debe estar la persona menos interesante del mundo. Sin embargo, este hecho ya la hace interesante, por lo que hay que pasarla a la lista de personas interesantes. Ahora, habrá otra persona que será la menos interesante del mundo, por lo que se repite el proceso. De esta forma, al final todas las personas pasan a la lista de personas interesantes, quedando la lista de personas no interesantes vacía. Por tanto, todas las personas del mundo son interesantes.

Esta es una divertida paradoja derivada de otra paradoja de Edwin F. Bechenbach, que demostraba que todo número entero positivo es interesante.

¿Qué ocurriría si en vez de buscar a la persona menos interesante en la lista de no interesantes, buscásemos a la persona más interesante de la lista de interesantes?. Las listas quedarían como están. La paradoja se presenta cuando se busca en la lista de no interesantes. Se puede utilizar cualquier criterio, y la paradoja se presenta.

La paradoja del cocodrilo ya era conocida por los antiguos griegos.

Un cocodrilo atrapó al bebé de una madre.

Cocodrilo: ¿Voy a comerme a tu niño?. Si respondes correctamente, te lo devolveré ileso. Si no, me lo comeré.

Madre: Sí, te lo vas a comer.

Cocodrilo: Si te lo devuelvo, habrías respondido erróneamente, así que me lo comeré.

Madre: Pero si te lo comes, yo habría respondido correctamente, así que tienes que devolvérmelo.

El cocodrilo quedó tan confundido que dejó escapar al niño.

La paradoja del Quijote aparece en el capítulo LI del libro segundo del Quijote. Es similar a la paradoja del cocodrilo. El hecho ocurre en el puente hacia una isla. Hay un guardia al que cada visitante le preguntaba para qué va allí. Si el visitante respondía con verdad, el guardia le dejaba pasar y no había ningún tipo de problema. Sin embargo, si el visitante respondía con mentira, era ahorcado en el acto.

Un día llegó un visitante. Cuando el guardia le preguntó que para qué iba a la isla, el visitante le respondió:

He venido aquí para ser ahorcado

Los guardias quedaron confusos, pues no sabían qué debían hacer.

Como se ve, esta paradoja es similar a la del cocodrilo.

Si el visitante decía la verdad, debían dejarle pasar. Pero puesto que dijo la verdad, debía ser ahorcado, pues si no, habría mentido.

Si el visitante había mentido, debían ahorcarle. Como había mentido, no podía ser ahorcado, pues si no, habría dicho la verdad y debían dejarle pasar a la isla.

En la historia narrada se cuenta que los guardias consultaron al gobernador de la isla. Tras pensarlo, el gobernador concluyó que, hiciera lo que hiciera, quebrantaría la ley, así que decidió ser clemente y dejar en libertad al visitante.

La paradoja del mentiroso es, sin duda, una de las más famosas que se conocen. Se atribuye a Epiménides haber dicho la siguiente afirmación:

Todos los cretenses son mentirosos.

Sabiendo que el mismo Epiménides era cretense, ¿decía Epiménides la verdad? Una versión simplificada de esta paradoja es la siguiente:

Esta frase es falsa.

Se puede ver claramente que esta frase contiene la paradoja del mentiroso. La diferencia aquí es que esta frase se alude a sí misma directamente, mientras que Epiménides lo hace indirectamente. Si una persona oye decir su frase sin saber que Epiménides es cretense, no vería paradoja en su declaración. Sin embargo, al ver la frase, sí que la ve claramente.

La paradoja de la gallina y el huevo es muy popular:

¿Qué fue primero
La gallina o el huevo?

Esta es una paradoja de la naturaleza para la que todavía no existe respuesta y es del tipo de regresión infinita. Podemos ir atrás en el tiempo eternamente, pasando por la alternancia huevo-gallina-huevo-gallina-..., sin llegar a ninguna respuesta. Otro ejemplo de regresión infinita es el de dos espejos colocados uno enfrente del otro. Se observa un sinfín de reflejos. La paradoja consiste en determinar cuál de los dos espejos produce el último reflejo.

Paradojas numéricas. Por ejemplo, la del testamento, que es muy antigua:

Un hombre poseía 11 camellos, y dejó un curioso testamento, que decía que a su hijo mayor le daba la mitad de los camellos, a su hijo mediano le daba la cuarta parte, y al hijo menor la sexta parte. Cuando el hombre murió, los hijos quisieron repartir los camellos tal y como decía el testamento, pero vieron que no podían.

Mientras los hijos estaban pensando en cómo repartir los camellos, pasó por allí un sabio montado en su camello, al cual pidieron ayuda. El sabio juntó su camello con los 11 de los hijos.

Sabio: Bien, decidme cuántos camellos hay ahora.
Hijos: Hay doce camellos.
Sabio: Bien, la mitad de ellos, es decir, seis, serán para el hijo mayor. La cuarta parte de ellos, tres, para el hijo mediano. La sexta parte de ellos, dos, para el pequeño. He repartido en total los doce camellos, y sobra uno, el mío. El testamento se ha cumplido.

Los tres hijos quedaron conformes con el reparto, y el sabio se fue con su camello. En realidad el testamento no se ha cumplido al 100%, pues el hijo mayor tiene 6 camellos de 11, es decir, 6/11, que es algo más que 1/2. El mediano tiene 4 camellos de 11, es decir, 3/11, algo mayor que 1/4. Y el pequeño tiene 2 camellos de 11, es decir, 2/11, algo mayor que 1/6. Como se ve, el 1/12 sobrante se lo han repartido entre todos.

Otra numérica es la las seis sillas. Seis personas reservan una mesa en un restaurante. En el último momento se une una séptima persona al grupo. Cuando llegan al restaurante, el acomodador se encuentra con que tiene que acomodar a siete personas en lugar de a seis, y no tiene más sillas libres. El acomodador razona:

Acomodador: Vaya, tengo que acomodar a siete personas en seis sillas. ¿Cómo lo voy a hacer?. Bueno, lo que haré será sentar al primero en la primera silla y le diré al segundo que se siente unos momentos sobre el primero. Sentaré al tercero al lado de los otros dos, y al cuarto al lado del tercero. Al quinto lo sentaré en la siguiente silla, y al sexto en la siguiente silla. Tengo así acomodados a seis clientes, y me sobra una silla, así que le diré al que está sentado sobre el primero que ocupe la sexta, y ya los tengo acomodados a todos.

Esta divertida paradoja es muy sutil. ¿Dónde falla el razonamiento? En el momento en que sobra una silla, falta por acomodar a la séptima persona, que está esperando de pie, y no es la que está sentada sobre la primera persona. El fallo es contar a la persona que está sentada sobre la primera como la séptima persona, cuando en realidad es la segunda. Esta paradoja es una variante de otra más antigua, en la que una mujer es capaz de dar habitación individual a 21 personas con tan sólo 20 habitaciones.

Paradojas probabilísticas

La paradoja del ascensor o de Gamow-Stern es contraria a la intuición.

En un edificio hay un ascensor. Suponemos que los tiempos medios de parada del ascensor en cada planta son iguales. Un señor que vive en una de las últimas plantas está muy molesto porque la mayoría de las veces que toma el ascensor está subiendo, cuando él quiere bajar. Algo parecido le ocurre a otro vecino que vive en una de las primeras plantas del edificio. Este vecino normalmente quiere subir, pero casi todas las veces que toma el ascensor está bajando.

¿Cómo es posible que la mayor parte de los ascensores esté subiendo y a la vez bajando?. La explicación se encuentra en que, para el vecino que vive arriba, sólo bajarán los ascensores que provengan de pisos superiores, y subirán los que provengan de pisos inferiores. Como hay menos pisos por encima del suyo que por debajo, hay menos probabilidad de que los ascensores bajen.

Lo mismo ocurre con el vecino que vive abajo, pero al revés. Sólo subirán los ascensores que estén por debajo de su piso, y bajarán los que estén por encima de su piso. Como hay menos pisos debajo del suyo que encima, habrá más posibilidades de que los ascensores bajen.

Paradojas temporales

Son conocidísimas las del escéptico Zenón. La primera de ellas consiste en un corredor, que razona de la siguiente manera:

Corredor: Para llegar a la meta, tendré que pasar por el punto medio. Una vez que sobrepase este punto medio, tendré que pasar por el punto 3/4, que es el punto medio de la distancia restante. Antes de recorrer la cuarta parte final, tendré que pasar por otro punto medio del trayecto restante, y luego la otra mitad del restante, y así sucesivamente. Estos puntos medios no acaban nunca, no podré alcanzar la meta.

El fallo de este razonamiento es identificar tiempo y espacio: el corredor piensa que en cada tramo empleará el mismo tiempo, cuando en realidad, para recorrer la mitad de un tramo, empleará la mitad de tiempo. Una variante más famosa de esta paradoja es también de Zenón: la de Aquiles y la tortuga. Aquiles quería alcanzar a una tortuga que distaba un kilómetro de él. Cuando Aquiles llega al punto que dista un kilómetro, se encuentra con que la tortuga ha avanzado 10 metros más. Cuando ha avanzado estos 10 metros, la tortuga ha avanzado un poco más, y así sucesivamente. La tortuga razonaba: "Aquiles nunca podrá alcanzarme, porque cuando llegue donde yo estaba, habré avanzado un poco más".

El uso de paradojas revela en un escritor una vivaz inteligencia. Caracterizan el estilo de Voltaire, de Mark Twain, de Chesterton, de Unamuno y de Borges, por ejemplo.

ADÍNATON. El adynaton, los adynata o impossibilia encierran en sí una paradoja y podrían incluirse también dentro de la hipérbole. Es la mención de cosas imposibles, casi siempre en enumeraciones:

Materia diste al mundo d´speranza
d'alcanzar lo imposible y no pensado
y d'hacer juntar lo diferente,
dando a quien diste el corazón malvado,
quitándolo de mí con tal mudanza,
que siempre sonará de gente en gente.
La cordera paciente
con el lobo hambriento
hará su ayuntamiento,
y con las simples aves sin ruido
harán las bravas sierpes ya su nido,
que mayor diferencia comprehendo
de ti al que has escogido.
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.

Garcilaso de la Vega.

Así por ejemplo lo hace el capitán Aldana:

Pues la impotencia misma que la tierra
tiene para obligar que le dé el cielo
llovida ambrosia en valle, en llano o en sierra

o para producir flores el hielo
y plantas levantar de verde cima
desierto estéril y arenoso suelo

tiene el alma mejor, de más estima,
para obligar que en ella gracia influya
el bien que a tanta alteza le sublima.


PARÁFRASIS: Retranscripción, por lo general con fines didácticos, de un texto complejo en términos más explícitos de forma que no cambien contenido ni información. Para ello se usan sinónimos y aclaraciones y se simplifican los valores connotativos de algunos términos (especialmente en los textos poéticos) para construir el equivalente denotativo de un texto cargado de alusiones. Así, por ejemplo, los famosos versos de Góngora:

Estas que me dictó rimas sonoras
Culta sí, aunque bucólica, Talía,
-¡oh excelso Conde!- en las purpúreas horas
que es rosas l’alba y rosicler el día...

Se pueden resumir en esta prosa:

Conde: estos versos me los inspiró al amanecer la musa Talía, culta aunque campesina.

SÍMIL o COMPARACIÓN: Destaca el parecido o comunidad de elementos de una cosa con otra, incluyendo la particula como, cual o tal, o bien utilizando el verbo parecer o el adverbio así. Es un recurso más elemental y primitivo que la metáfora, según el poeta expresionista Gotfried Behn, y se puede encontrar con frecuencia en las epopeyas clásicas de Homero, Virgilio, en la Biblia y en poemas didácticos como el De rerum natura de Lucrecio o la Divina comedia de Dante Alighieri. Por su primitivismo, lo usa con frecuencia la poesía popular o popularizante:

El que nace pobretón
tiene suerte de carnero:
o se muere a lo primero,
o, si no lo hace, es cabrón.

Félix Mejía

Hay algunos que son como los olivos, que sólo a palos dan fruto.

Félix Mejía.

La eficacia del símil depende de su precisión y originalidad:

Cual gusano que va de sí tejiendo
su cárcel y su eterna sepultura,
así me enredo yo en mi pensamiento... Diego de Silva, Conde de Salinas.

Busca, pues, el sosiego dulce y caro
como en la oscura noche del Egeo
busca el piloto el eminente Faro... Alonso Fernández de Andrada.

El arte del símil que desarrolla Andrada deriva de la peligrosidad y atención que supone la navegación nocturna por un mar como el Egeo, donde la abundancia de islas y escollos es proverbial, y de la identidificación del faro con el faro de Alejandría, y por lo tanto con la sabiduría.

Los símiles pueden ser reversibles (como muchos de los de Aleixandre) o graduados (la gramática admite tres grados de comparación: de inferioridad, igualdad y superioridad) y se hallan asociados a otros recursos retóricos como el exemplum, la alegoría, la alusión o la antonomasia.

SINESTESIA

Tropo emparentado con la enálage que consiste en enlazar dos imágenes o sensaciones percibidas por distintos órganos sensoriales. Aunque es un recurso desarrollado en el Simbolismo y el Modernismo del siglo XIX, se viene usando desde la Antigüedad. Por ejemplo, Virgilio escribió clamore incendunt coelum y en el Siglo de Oro Góngora dijo relámpagos de risas carmesíes:

Dos cosas despertaron mis antojos
extranjeras no al alma, a los sentidos:
Marino, gran pintor de los oídos,
y Rubens, gran poeta de los ojos... Lope de Vega.

Tan vivo está el jazmín, la pura rosa
que, blandamente ardiendo en azucena... Lope de Vega.

En colores sonoros suspendidos
oyen los ojos, miran los oídos... Francisco López de Zárate.

Escucho con los ojos a los muertos... Francisco de Quevedo

...Y tenía un olor ácido, como a yodo y a limones. Industrias y andanzas de Alfanhuí. Rafael Sánchez Ferlosio

Una variante es la sinestesia de segundo grado, en la que un adjetivo concreto acompaña a un sustantivo abstracto, como "verde esperanza", o a un objeto o sentimiento. Federico García Lorca complicó mucho este procedimiento, como cuando escribió en uno de sus Sonetos del amor oscuro:

Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte

EPÍMONE. Figura retórica en que se repite enfáticamente una palabra o expresión. Es un recurso habitual en el Conde de Salinas.

EPIFONEMA Exclamación final que resume una idea anterior, como lamento las más de las veces:

Porque ese cielo azul que todos vemos
ni es cielo ni es azul. Lástima grande
que no sea verdad tanta belleza. Lupercio Leonardo de Argensola.

¿No era este el cuerpo a quien servía el mar y la tierra para tenerle la mesa delicada, la cama blanda y la vestidura preciosa? Cata aquí, pues, hermano, en qué para la gloria del mundo con todos los regalos y deleites del cuerpo... Fray Luis de Granada.

EPÍFORA: Repetición de una o varias palabras al final de los versos de una estrofa. Es lo contrario que la anáfora.

No digáis que la muerte huele a nada,
que la ausencia de amor huele a nada,
que la ausencia del aire, de la sombra huelen a nada. Vicente Aleixandre.

EPÍTETO : Adjetivo que no añade ninguna información suplementaria a la del sustantivo con el cual concuerda, de forma que su significado, ya presente en el del sustantivo, destaca o acentúa ese matiz al repetirlo. Es característico del idealismo platónico renacentista:

Por ti la verde hierba, el fresco viento
el blanco lirio y colorada rosa
y dulce primavera me agradaba.... Carcilaso

EUFEMISMO: Sustitución de una palabra o frase por otra para disimular la crudeza, vulgaridad o gravedad de la original, es decir, dulcificación. Es el mecanismo opuesto al disfemismo o la demonización, en tanto que intenta hacer pasar o tolerar algo intrínsecamente malo:

Interrupción voluntaria del embarazo / Aborto
Paseo / Ejecución
Daños colaterales / Muerte de civiles
Relaciones impropias / Adulterio
Desaconsejar / Prohibir
Relevo / Cese
Recluso o interno / Preso
Establecimiento penitenciario / Cárcel
Limpieza étnica / Matanza racista

El lenguaje coloquial lo utiliza para esquivar realidades que impresionan fuertemente a los seres humanos: la muerte, la locura y el sexo. Un ejemplo de esta dulcificación es que la palabra “cadáver” queda proscrita y en su lugar hay que referirse a “cuerpo”. También se evita tener que decir “morir” y parece más fino referirse a que las personas “fallecen”, aunque sea de forma violenta. Los “muertos” en un accidente o atentado no son tales sino “víctimas”. Igualmente se evitan mencionar realidades desagradables, como las bajas funciones corporales o lo estéticamente feo; sin embargo, existen razones no sólo psicológicas, sino sociales que impulsan el eufemismo. El zapatero, por ejemplo, pondrá de letrero a su establecimiento “clínica del calzado”, y el panadero llamará orgullosamente a su panadería “boutique del pan”, y el delegado de limpieza o de basuras es todo un “jefe del área de eliminación de residuos sólidos urbanos”. Especialmente sensible es el lenguaje de la publicidad: así, por los anuncios de aparatos gimnásticos puede uno enterarse de que no tenemos culo, ni siquiera nalgas, sino glúteos, que alguien también llamó eufemísticamente donde la espalda pierde su nombre o hipocorísticamente (infantilmente) pompis. Joder o follar, considerados palabrotas, se disimularon invistiéndose del galicismo hacer el amor, que en la inmediata posguerra se usaba sólo como sinónimo de “cortejar” o “tirar los tejos”. A los homosexuales se alude como gente que entiende, es del ramo o pierde aceite.

Pasar a mejor vida / Morirse
Doblar el petate / Morirse
Padecer de los nervios / Estar loco.

La técnica para expresar este disimulo y evadir el rechazo o incomodidad en quien habla y/o escucha puede ser semántica o formal. Así existen prodedimientos semánticos como la sinonimia (purgar por ‘reprimir’), el circunloquio y la perífrasis (persona de movilidad reducida por ‘tullido’), la sinécdoque (vientre por ‘sexo’), la antonomasia (carrera u oficio por ‘prostitución’), la metáfora (báculo por ‘pene’), el cultismo (Euménide por ‘Furia’), el infantilismo, que Cela denomina ñoñismo (pipí por ‘orina’), la antífrasis (pacificación por ‘aplastamiento militar’), la litote (no apto por ‘suspenso’), la negación (invidente por ‘ciego’, descomer por ‘cagar’), el tecnicismo o el extranjerismo (water, toilette por ‘cagadero’), el uso de expresiones comodín como “eso” o “aquello que te dije” etc...

También se emplean procedimientos formales fonéticos de semejanza o supresión (cordones por ‘cojones’), morfológicos (cabroncete por ‘cabrón’), sintácticos de atenuación o litotes, elipsis, zeugma etc... y gráficos o no estrictamente lingüísticos.

En el lenguaje político y, por contagio de éste, en el periodístico, es frecuente hallar el llamado eufemismo de lo “políticamente correcto”. Así, en Norteamérica está mal considerado llamar negros a los afroamericanos, y en España estos prefieren que los llamen morenos. Por ejemplo, al salario justo se ha llamado sucesivamente salario suficiente, salario familiar, salario vital, salario mínimo y salario razonable. A los “contratos a tiempo parcial” se reaccionó con la denominación despectiva sindical “contratos basura”, que caló en el público, por lo que la autoridad ingenió la denominación “contratos no ordinarios”, que es la que ha servido para los documentos oficiales. Durante la dictadura de Franco, la palabra “huelga” no podía aparecer en los medios de comunicación, por lo cual la denominación semántica utilizaba era sumamente variable y eufemística: “conflicos colectivos”, “anormalidades laborales”, “inasistencias al trabajo”, “ausencias injustificadas”, “paros parciales”, “abandonos colectivos”, “paros voluntarios”, “irregularidades laborales”, “fricciones sociales” y un extenso y pintoresco etcétera.

DISFEMISMO: El disfemismo es un tipo de sarcasmo que consiste en utilizar expresiones peyorativas o negativas para describir personas, cosas, hechos, etc. Se trata de ridiculizar o degradar lo que se nombra y puede haber un tono humorístico: poetastro, cacharro (para referirse a un coche de lujo), etc. También puede resultar cruel: Ayer vino esa cosa (= el novio de mi madre) a cenar, en cuyo caso es uno de los mecanismos de la sátira y del insulto o descalificación, y como tal se emplea reelaborado en muchas pintorescas variantes.

En cuanto a los mecanismos que se utilizan, el más usitado es la metáfora: tarugo, por ejemplo, pasó a lexicalizarse desde el lenguaje de los carpinteros al designar a un trozo de madera sobrante e inútil, para designar a la persona sobrante e inútil por sus pocas luces. Véase más abajo “cosificación”.
Otro procedimiento es la contaminación: usar una palabra que se asocia a actividades despreciables o degradantes junto al nombre de la persona que se quiere ridiculizar:

“Tusell ha expelido un artículo...” Jaime Campmany.

También se utiliza frecuentemente la derivación, la estereotipia, la composición y otros muchos. Por ejemplo, de sudamericano se sacó la denominación despectiva sudaca, frecuente en España, mientras que los sudamericanos se refieren despectivamente a los españoles como gachupines o chapetones. Igualmente, dentro de España son frecuentes las acuñaciones léxicas despectivas para referirse a las localidades o regiones vecinas. Por ejemplo, Ciudad Real y Miguelturra son pueblos parejos que se denominan, los ciudarrealeños a los miguelturreños churriegos, y los miguelturreños a los ciudarrealeños culipardos. Los vascos llaman a los castellanos venidos de fuera que viven allí maketos, y los catalanes a los castellanos que viven allí charnegos. No consta denominación inversa.

Otros procedimientos son, por ejemplo, la errata fingida: para degradar al amante del presidente Azaña, Cipriano Rivas Cheriff, un periódico adverso publicó que había sido nombrado jefe de protoculo y una revista fascista, asimismo, escribió en sus páginas el nombre del gran poeta Federico García Loca. El filólogo Tomás Navarro Tomás fue conocido por sus alumnos como El Trilita por sus siglas, y otra filóloga, María Rosa Lida de Malkiel, fue denominada a causa de su vida sentimental “la Malkiel-Lida”.

Los políticos abundan en el uso de la descalificación. El mismo Azaña ya mentado se distinguió en estas lides con una lengua capaz de despellejar un armadillo, y así dijo de uno, usando la litotes o atenuación, “este señor ni siquiera es tonto”; el culto profesor Tierno Galván utilizó también la ironía al referirse a “una inteligencia clara para explicar la confusión, pero no para salir de ella”. El político socialista Alfonso Guerra se distinguió inventando numerosos sobrenombres lacerantes: “Tahúr del Missisippi”, por caso, sirvió para bautizar al presidente Adolfo Suárez durante la larga transición democrática española. Los periodistas, contagiados de este lenguaje propio de una rivalidad esgrimida en política o deporte, crearon así denominaciones como chupóptero, abrazafarolas etc...

La cosificación o reificación es un tipo de metáfora denigrante mediante la cual una persona es señalada con el nombre de una cosa. Se encuentra en el lenguaje común, al igual que la animalización, y así podemos referirnos a un tonto como tarugo, es decir, el trozo o taco de madera inútil y sobrante que desprecia un carpintero. Fue muy desarrollado por Quevedo en el siglo XVII (“era un clérigo cerbatana”) y el expresionismo europeo del siglo XIX lo asumió como un procedimiento estilístico frecuente, no sólo en lo literario (Valle-Inclán), sino en pintura, con el muy lejano precedente del manierista Archimboldo, donde a veces se acuñaron signos icónicos de este significado, como máscaras, muñecos o maniquíes (Solana, Villaseñor...) y se desfiguró y descompuso la silueta humana, valorando sus componentes materiales.

La animalización, o degradación que utiliza la referencia a un animal para aludir a una persona, observa Aristóteles que se encuentra ya en el lenguaje normal como una forma de metaforizar, y fue desarrollada ampliamente por Quevedo y los fabulistas del siglo XVIII que inspiraron a Goya y a Valle-Inclán. “Perro de los ingenios de Castilla”, llamó Quevedo a Góngora, y a su pintoresco dómine le puso el nombre de Cabra.

El insulto, como género literario, ha recibido cierta atención crítica. Existen cuatro grupos según el tipo de referente de la calificación: dirigido a la inteligencia (tipo cateto), a la educación (tipo golfo), a la bondad (tipo bellaco) o a la valentía (tipo cagueta); en este último tipo podríamos incluir, por ejemplo, la infantilización o el afeminamiento de la persona objeto de ataque.

EUTRAPELIA. Literatura con fines exclusivamente lúdicos o de entretenimiento, en contraposición a la testimonial o de conocimiento. Larra, por ejemplo, compone artículos en los que reitera un vocablo extrayendo de él todos sus posibles matices, con frecuencia porque se trata de un estereotipo semántico-pragmático o una expresión acuñada que encubre alguna realidad detestable y ridícula para el escritor.

ANACOENOSIS o COMUNICACIÓN. Recurso de la sermocinación en que se finge consultar el parecer de los oyentes:

Decidme, la hermosura
la gentil tez y figura
de la cara,
la color y la blancura,
cuando llega la vejez,
¿en qué para? Jorge Manrique.


RECAPITULACIÓN. Reunión o síntesis resumida, por lo general al final de un texto, de diversas ideas o hechos diseminados y desarrollados anteriormente. Es una de las técnicas narrativas de Cervantes, que le sirve para que el lector no pierda el hilo de la narración ni la relación de unos hechos con otros. En la lírica es un recurso típico del manierismo.

ANTONOMASIA. Sinécdoque que consiste en sustituir el nombre propio por el apelativo o viceversa: “un Nerón” por ‘un déspota’. Familiarmente, que reúne las características esenciales del grupo al que pertenece. Por ej. "El judaísmo es la religión monoteísta por antonomasia".

APÓSTROFE. Figura de pathos que consiste en un corte en el discurso del orador para invocar con vehemencia a alguien presente o no en el auditorio o a un ser imaginario. Véase optación.

ALUSIÓN. Referencia tácita a una realidad que se supone muy conocida. Es característica de Góngora y el culteranismo.

Era del año la estación florida
en que el mentido robador de Europa Góngora.

Esto es, Zeus o Júpiter, en figura de toro, como en este ejemplo de Quevedo:

Un animal a la labor nacido,
y símbolo celoso a los mortales
que a Jove fue disfraz y fue vestido;
que un tiempo endureció manos reales
y detrás de él los cónsules gimieron
y rumia luz en campos celestiales... Quevedo, Epístola satírica y censoria.

ELUSIÓN. Recurso que consiste en la evitación de un término muy usado a causa de su carácter menos sonoro, menos digno o más vulgar:

Era del año la estación florida
en que el mentido robador de Europa... Góngora

Góngora evita con una sensitiva perífrasis la vulgar mención de la Primavera y los términos ladrón, demasiado vulgar, o raptor, poco connotativo, aunque más sonoro, con robador.

BATOLOGÍA o PLEONASMO. La batología es el vicio lingüístico consistente en repetir vocablos de manera inmotivada o enojosa; por extensión, incluir en una frase palabras que significan lo mismo o que están implícitas (datismo). Por ej. Subir arriba. Estilísticamente, se denomina pleonasmo o perisología: figura de construcción en que se usan palabras innecesarias, pero que dan fuerza o gracia a la expresión:

El hombre gordo es mucho hombre y grande hombre en el peso y en la medida, no en el valor; porque en el que es abundante de persona la vida está cargada y la mente impedida; y como sus acciones obedecen perezosas a su demasía de cuerpo, así sus sentidos no pueden asistir desembarazados al dictamen del juicio... Francisco de Quevedo, Vida de Marco Bruto.

Hoy es siempre todavía...
Antonio Machado

Es «tumbativo» para el Gobierno, porque lo tumba y lo retumba, lo cornea y lo voltea, lo zarandea y revuelca, lo hiere y lo remata en el suelo, por si alentaba... Artículo de Federico Jiménez Losantos.


SÍNQUISIS o MIXTURA VERBORUM. Extrema dislocación sintáctica consecuencia de hipérbatos de todo tipo:

Los fuegos pues el joven solemniza
mientras el viejo tanta acusa tea
al de las bodas dios, no alguna sea
de nocturno Faetón carroza ardiente,
y miserablemente
campo amanezca estéril de ceniza
la que anocheció aldea. Góngora.

SERMOCINACIÓN. La sermocinatio, dialogismo o sermocinación es un tipo de amplificación retórica usado en los progymnasmata para formar a los oradores. Consiste en transformar una chría o anécdota o una narración corta en un diálogo más extenso o en volver un estilo indirecto en directo:

¿Qué es poesía? -dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.
Bécquer.


HISTEROLOGÍA o HÍSTERON PRÓTERON. Figura retórica consistente en trastornar el orden lógico de las ideas, como hace Virgilio en Eneida II, 353: Moriamur et in media arma ruamus! ¡Muramos y caigamos en medio de las armas!

IDOLOPEYA. Figura que consiste en poner en boca de una persona muerta un dicho o discurso. Por ejemplo, Cicerón en su De senectute hace hablar a Catón sobre las virtudes de la vejez, pero ya había fallecido. Quevedo, por ejemplo, hace hablar a oradores clásicos al final de su Vida de Marco Bruto.

PARRESIA. Figura retórica que consiste en decir cosas aparentemente ofensivas y que en realidad son gratas para quien las oye.

PARÁFRASIS. Explicación de un texto mediante la amplificación. También se denomina así a la traducción libre que utiliza más palabras que el original.

BRAQUILOGÍA. Expresión elíptica que sugiere una situación distinta:

SRA TEPÁN (dándose cuenta que ha olvidado algo) ¡Ay, las natillas! Fernando Arrabal, Pic-nic

DATISMO. Repetición desagradable e inmotivada de vocablos sinónimos:

Lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible. El Guerra
Me siento, me arrellano y me repantigo. Anónimo

SUSTENTACIÓN. Cerrar de modo inesperado un párrafo o una composición después de haber absorbido la atención del lector u del oyente, dejando para otra ocasión el desenlace:

Va de secreto, pero cosa es llana
que quiere el buen letor que se le diga:
pues váyase con Dios hasta mañana. Lope de Vega.

ANTICLÍMAX

Cerrar una composición o párrafo con lo contrario a lo esperado, de forma negativa para el autor, aunque por lo general se hace para preparar mejor un clímax posterior desarmando la hostilidad del público con una autoinculpación captando su benevolencia; otras veces se utiliza conscientemente como burla, de forma paródica, para evitar los finales acostumbrados:

Y en este monte y líquida laguna,
para decir verdad como hombre honrado,
jamás me sucedió cosa ninguna. Lope de Vega.

DEPRECACIÓN

Figura retórica que consiste en dirigir un ruego o súplica vehemente. Véase optación.

SORITES

Raciocinio compuesto de muchas proposiciones encadenadas, de modo que el predicado de la antecedente pasa a ser sujeto de la siguiente, hasta que en la conclusión se une el sujeto de la primera con el predicado de la última. P.e, "El Perú es Lima. Lima es el jirón de la Unión. El jirón de la Unión es el 'Palais Concert'. Luego, el Perú es el 'Palais Concert'." A. Valdelomar. Pisco. Véase concatenación.

TRANSTEXTUALIDAD

Trascendencia textual de un texto respecto a otro texto o textos, que puede ser clasificada en cinco tipos: intertextualidad, paratextualidad, metatextualidad, hipertextualidad y architextualidad.


INTERTEXTUALIDAD

Relación de copresencia que un texto mantiene con otro. Según un grado decreciente de literalidad y explicitidad, puede ser cita, alusión o plagio.

¡Oh, poesía, santa poesía,
samaritana luz en mi sendero,
flor en mi duelo, dardo en mi alegría!
Por ti debo morir y por ti muero,
te quisiera decir como decía
el bardo de la lira y el acero... Enrique González Martínez

En este texto modernista se alude a un verso de Garcilaso:

“Por vos he de morir y por vos muero”

Como no se menciona el autor claramente, el texto se encuentra entre la cita y la alusión. Sin embargo, ya resulta ser una alusión la mención de samaritana luz en mi sendero, que alude a un pasaje evangélico sin mencionarlo; el texto resulta tan conocido que la mención sería enfadosa. El plagio, por el contrario, consiste en omitir deliberadamente la mención al autor y copiar servilmente su obra, como hace, por ejemplo, el francés Scarron con Lope de Vega, pues, aunque varía algo la descripción que es objeto del poema, lo principal del poema, la conclusión final, es idéntica:

Caen de un monte a un valle entre pizarras,
guarnecidas de frágiles helechos,
a su margen carámbanos deshechos,
que cercan olmos y silvestras parras.
Nadan en su cristal ninfas bizarras,
competiendo con él cándidos pechos,
dulces naves de amor, en más estrechos
que las que salen de españolas barras.
Tiene este monte por vasallo a un prado,
que para tantas flores le importuna
sangre las venas de su pecho helado;
y en este monte y líquida laguna,
para decir verdad como hombre honrado,
jamás me sucedió cosa ninguna. Lope de Vega.


Un Mont, tout hérissé de Rochers & de Pins,
collosse que la terre oppose au choc des nues,
d'où les boeufs dans les camps sont pris pour des lapins
et les arbres plus grands pour des herbes menues,

Vomit à gros bouillons, de ses froids intestins,
un torrent qui, grossi d'eaux, du Ciel descendues,
et faisans plus de bruit que cent mille Lutins,
entraisne dans les champs mille roches cornues.

La foudre quelquefois le couvre tout de feu;
mais la foudre ne faict que le noircir un peu
et faire un peu fumer sa cime inébranlable.

Sur ce superbe mont, jusqu'aux Cieux élevé,
pour vous vous dire la chose en homme veritable,
il ne m'est, sur mon Dieu, jamais rien arrivé. Paul Scarron

Prácticamente lo mismo hace Scarron con este otro soneto de Lope, aunque con algo menor servilismo:

Soberbias torres, altos edificios,
que ya cubristeis siete excelsos montos,
y ahora en descubiertos horizontes
apenas de haber sido dais indicios;
griegos liceos, célebres hospicios
de Plutarcos, Platones, Jenofontes,
teatro que lidió rinocerontes,
olimpias, lustros, baños, sacrificios;
¿qué fuerzas deshicieron peregrinas
la mayor pompa de la gloria humana,
imperios, triunfos, armas y doctrinas?
¡Oh gran consuelo a mi esperanza
que el tiempo que os volvió breves rüinas
no es mucho que acabase mi sotana!

Superbes monumens de l'orgeuil des humains,
piramides, tombeaux, dont la vaine structure
a témoigné que l'art, par l'adresse des mains
et l'assidu travail, peut vaincre la nature,
vieux palais ruinez, chef d'oeuvres des Romains
et les derniers efforts de leur architecture,
Collisée, où souvent ces peuples inhumains
de s'entr'assassiner se donnaient tablature,
par l'injure des ans vous estes abolis,
ou du moins, la plus part vous estes démolis:
il n'est point de ciment que le temps ne dissoude.
Si vos marbres si dur ont senty son pouvoir,
dois-je trouver mauvais qu'un meschant pourpoint noir
qui m'a duré deux ans soit percé par le coude?


PARATEXTUALIDAD

Relación que un texto mantiene con otros textos de su periferia: título, subtítulo, prólogos, epílogos, notas al margen, notas al pie, sobrecubiertas, fajas, capítulos desechados, borradores...

METATEXTUALIDAD

Relación que un texto mantiene con otro que habla de él, esto es, la relación crítica. Así, por ejemplo, los comentarios de Clemencín al Quijote de Cervantes, las notas de Rúa a las obras de Guevara, los comentarios del Brocense y de Herrera a Garcilaso y los de gran número de autores a Góngora.

HIPERTEXTUALIDAD

Relación de un texto B (hipertexto, todo texto derivado de otro anterior por transformación simple o indirecta) con un texto A (hipotexto, todo texto que origina otro) en el que se inserta de una manera que no es el comentario. Por ejemplo, la transformación de un texto anterior o la imitación estilística. Así, por ejemplo, la Iliada de Homero es el hipotexto de los seis primeros libros de la Eneida de Virgilio, y la Odisea de los seis últimos

ARCHITEXTUALIDAD

Conjunto de categorías generales o trascendentes en las que se engloban los textos: tipos de discurso, modos de enunciación, géneros literarios etc...

INTRATEXTUALIDAD

Relaciones entre textos producidos por el mismo autor. El autor se imita a sí mismo en otro pasaje, como por ejemplo Garcilaso imita su soneto tercero en su égloga tercera:

Soneto III

A Dafne ya los brazos le crecían
y en luengos ramos vueltos se mostraban;ç
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos que al oro escurecían.
De áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros, que aún bullendo ‘staban,
los blancos pies en tierra se hincaban
y en torcidas raíces se volvían.
Aquel que fue la causa de tal daño
a fuerza de llorar, crecer hacía
este árbol, que con lágrimas regaba.
¡Oh miserable estado, oh mal tamaño,
que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón por que lloraba!

Égloga tercera:

Dafne, con el cabello suelto al viento,
sin perdonar al blanco pie corría
por áspero camino tan sin tiento
que Apolo en la pintura parecía
que, porque ella templase el movimiento,
con menos ligereza la seguía;
él va siguiendo, y ella huye como
quien siente al pecho el odïoso plomo.

Mas a la fin los brazos le crecían
y en sendos ramos vueltos se mostraban;
y los cabellos, que vencer solían
al oro fino, en hojas se tornaban;
en torcidas raíces s’extendían
los blancos pies y en tierra se hincaban;
llora el amante y busca el ser primero,
besando y abrazando aquel madero...


EXTRATEXTUALIDAD

Relaciones entre los textos producidos por un autor y los textos producidos por otro. Por ejemplo, entre el Cántico espiritual y La noche oscura del alma de San Juan de la Cruz y el Cantar de los cantares del Antiguo Testamento:

En una noche escura,
con ansias, en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada.
A escuras y segura
por la secreta escala, disfrazada,
¡oh dichosa ventura!
a escuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.
En la noche dichosa,
en secreto, que naide me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía,
sino la que en el corazón ardía.
Aquésta me guiaba
más cierto que la luz de mediodía
a donde me esperaba
quien yo bien me sabía
en parte donde nadie parecía.
¡Oh noche, que guiaste!
¡Oh noche amable más que la alborada!
¡Oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!
En mi pecho florido,
que entero para él solo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba
y el ventalle de cedros aire daba.
El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.
Quedéme y olvidéme
el rostro recliné sobre el amado;
cesó todo, y dejéme
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado. San Juan de la Cruz

Cantar de los cantares, cap. III:

Por las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma;
lo busqué, y no lo hallé.
Y dije: “Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad;
por las calles y por las plazas
buscaré al que ama mi alma”.
Lo busqué, y no lo hallé.
Me hallaron los guardas que rondan la ciudad,
y les dije: “¿Habéis visto al que ama mi alma?”
Apenas hube pasado de ellos un poco,
hallé luego al que ama mi alma;
lo así, y no lo dejé,
hasta que lo metí en casa de mi madre,
y en la cámara de la que me dio a luz.
Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén,
por los corzos y por las ciervas del campo,
que no despertéis ni hagáis velar al amor,
hasta que quiera el cortejo de bodas

¿Quién es ésta que sube del desierto como columna de humo,
sahumada de mirra y de incienso
y de todo polvo aromático?
He aquí es la litera de Salomón;
sesenta valientes la rodean,
de los fuertes de Israel.
Todos ellos tienen espadas, diestros en la guerra;
cada uno su espada sobre su muslo,
por los temores de la noche.
El rey Salomón se hizo una carroza
de madera del Líbano.
Hizo sus columnas de plata,
su respaldo de oro,
su asiento de grana,
su interior recamado de amor
por las doncellas de Jerusalén.
Salid, oh doncellas de Sion, y ved al rey Salomón
con la corona con que le coronó su madre en el día de su desposorio,
y el día del gozo de su corazón.

INTERDISCURSIVIDAD

Relación entre un discurso artístico escrito y un discurso artístico producido por otra disciplina artística diferente: discurso musical, pictórico, etc...

DESINFORMACIÓN

Silenciar la verdad que ocurre por medio de diversos procedimientos retóricos como la demonización, el esoterismo, la mentira, la omisión, la sobreinformación, la descontextualización, la analogía, la metáfora, el eufemismo y el adjetivo disuasivo:

1. Demonización o satanización. Tipo de descontextualización que consiste en identificar la opinión contraria con el mal, de forma que la opinión del opinante quede así ennoblecida o glorificada. Hablar del vecino como de un demonio nos convierte a nosotros en ángeles. Las “guerras santas” siempre serán menos injustas que las guerras, a secas. Otro ejemplo: lo único que oímos a diario en las televisiones sobre Internet es lo lleno que está de pederastas, de piratas informáticos, de copiadores de software ilegales, de ladrones de música, de ladrones de cine, de ladrones de noticias, de ladrones de trabajos académicos, de ladrones de imágenes, de ladrones de ideas, de ladrones de copyright, de ladrones de.... Sodoma y Gomorra fueron una guardería infantil al lado de la red de redes. Para nada se menciona el intercambio global de ideas, la creatividad, el altruismo de los creadores de software libre, la generosidad de los internautas para con las injusticias, la solidaridad entre pueblos distantes, la amistad entre gentes separadas por miles de kilómetros... En definitiva, las grandes posibilidades de comunicación que ofrece este medio a unos precios “asequibles" (véanse las comillas) y que parece ser aterrorizan a los poderosos. Si añadimos a esto que Internet no ha resultado ser el negocio que ellos esperaban, pues la cosa empieza a estar muy clara: "Hagamos negocio por las buenas o por las malas. Empecemos regulando Internet”

El procedimiento es muy antiguo y han recurrido a él frecuentemente historiadores poco imparciales asociados al o a los que mandan, tengan la ideología que tengan. Véase por ejemplo lo que escribe el cronista real Pero Mexía sobre el levantamiento comunero contra Carlos V:

Dos años y medio había, y aun no cabales, que el Emperador había venido a estos reinos y gobernádolos por su persona y presencia, y los tenía en mucha tranquilidad, paz e justicia, cuando el demonio, sembrador de cizañas, començó a alterar los pensamientos e voluntades de algunos pueblos y gentes; de tal manera que se levantaron después tempestades y alborotos y sediciones...

Mexía, que poco después machaca “como digo, todo esto fue obra del demonio” arrebata, demonizando a los comuneros, las causas, más lógicas que infernales, que tenían para alzarse. Se presta especialmente a la demonización el tema del patriotismo en boca de “salvapatrias”, a causa del pathos que impregna determinados temas, y que emana de lo que Poliakov estudió como expresión colectiva de la necesidad de paranoica de grandificar o magnificar al padre para divinizar al hijo. “Nuestros demonios familiares” fue expresión corriente durante el franquismo, así como la de “los enemigos seculares de la patria”. El doctor Johnson escribió que “el patriotismo es el último refugio de los canallas”.

2. El adjetivo disuasivo. Algunas palabras y expresiones no admiten réplica ni razonamiento lógico: son absolutamente contundentes y obligan a someterse a ellas. Su contundencia eclipsa toda posible duda: la constitución o la integración europea es, por ejemplo, irreversible. La misma aplicación tienen los adjetivos incuestionable, inquebrantable, inasequible, insoslayable, indeclinable y consustancial. Su maximalismo sirve para remachar cualquier discurso y crear una atmósfera irrespirable de monología. Además, según Chomsky, muchas de estas palabras suelen atraer otros elementos en cadena formando lexías: adhesión inquebrantable, inasequible al desaliento (incorrecto, ya que inasequible significa inalcanzable, inconseguible), deber insoslayable, turbios manejos, legítimas aspiraciones, absolutamente imprescindible... Lexías redundantes, como en “totalmente lleno” o “absolutamente indiscutible, inaceptable o inadmisible”.

3. El esoterismo. Tendencia al enigma y al oscurantismo en la expresión, que es sibilina, ambigua y enredada, cercana a las razones que ni atan ni desatan o bernardinas, de forma que cualquier interpretación es plausible y, por lo tanto, errada. Por ejemplo, es habitual entre los políticos hablar de las reglas de juego, pero nadie dice cuáles son; también se habla del marco institucional, pero nadie ha descrito ese marco; tampoco existe quien lleve el empadronamiento de las llamadas familias políticas, etc... Es frecuente el alargamiento de las construcciones verbales en forma de perífrasis verbales paralizantes, y fatigosas construcciones pasivas analíticas, y se usa además la hipérbole, la dilogía o disemia, la eufonía y el énfasis (dar a entender más de lo que se dice), recurriendo a hiperónimos. Las palabras del político, además, abusan del léxico abstracto, toman segundos acentos enfáticos al principio o en los prefijos y se alargan mediante procedimientos inútiles de derivación: ejercitar (y mejor, é-jercitár) por ejercer, complementar por completar, señalizar por señalar, metodología por método, problemática por problema... Son característicos los verbos ‘ampliados’ viciosamente con el sufijo –izar, como judicializar por encausar, criminalizar por incriminar, concretizar por concretar, sectorializar, potencializar, institucionalizar, funcionalizar, instrumentalizar, racionalizar, desdramatizar, ideologizar, sobredesideologizar, objetivizar... Algunos llaman a este frenesí por alargar las palabras sexquipedalismo.

Véase el siguiente ejemplo, elaborado por Cervantes, de bernardina:

TÁCITO

Por esta vez, probemos:
que si el pacho consiente bernardinas,
el tiempo entretendremos.

AND.

¡Con que facilidad te determinas
a hacer bellaquerías!

COR.

Hacia nosotros vienen.

TÁCITO.

No te rías.
Díganos, gentilhombre,
así la diosa de la verecundia
reciproque su nombre,
y el blanco pecho de tremante enjundia
soborne en confornino:
¿adónde va, si sabe, este camino?

ANASTASIO

Mancebo, soy de lejos,
y no se responder a esa pregunta.

TÁCITO

Dígame: ¿son reflejos
los marcutcios que asoman por la punta
de aquel monte, compadre?

COR.

¡Bellaco sois, por vida de mi madre!
¿Bernardinas a horma?
Yo apostaré que el duque no le entiende.

ANASTASIO

Hablaisme de tal suerte,
que no sé responderos.

TÁCITO

Pues atiende,
gamicivo, y está atento.

COR.

¡Qué donaire y qué gracioso acento!

TÁCITO

Digo que si mi paso
tiendo por los barrancos deste llano,
si podrá hacer al caso?

ANASTASIO

Digo que no os entiendo, amigo hermano.

TÁCITO

Pues bien claro se aclara,
que es clara, si no es turbia, el agua clara.
Quiero decir que el tronto,
por do su curso lleva al horizonte,
está a caballo, y prompto
a propagar la cima de aquel monte.

ANASTASIO

¡Ya, ya; ya estoy en ello!

TÁCITO

¿Pues qué quiero decir, gozmio, camello?

ANASTASIO

Que son bellacos grandes
los mancebitos de primer tonsura.

TÁCITO

Tontón, no te desmandes,
que llevarás del sueño la soltura.

COR.

Mi señor estudiante,
mire no haga que le asiente el guante.

ANASTASIO

Confieso que al principio
yo no entendí la flor de los mancebos.

AND.

Arena, cal y ripio
trago, mi señorazo papahuevos.

COR.

Su flor se ha descubierto.

TÁCITO
Pues zarpo deste, y voyme a mejor puerto. Cervantes, El Laberinto de amor, I, esc. 2.ª

El lenguaje político ha llegado a ser bautizado como oficialés, a causa de su ininteligibilidad. La jerga burocrática cancilleresca incluso ha llegado a arrancar exclamaciones desabridas a políticos ante párrafos desalmados como estos:

“Rúbrica de la disposición transitoria segunda. Se suprime la referencia a las tarifas de conexión para desarrollar el contenido resultante de la tramitación previa en el Congreso de los Diputados. Por último, también por razones de técnica legislativa, una disposición derogatoria que prevé expresamente la abrogación del Real Decreto Ley del que trajo origen este Decreto Ley”

PARODIA

Imitación burlesca de una obra literaria o del estilo de un autor. Son especialmente propias de periodos postclásicos, como por ejemplo el Barroco. En pintura, por ejemplo, Velázquez parodia los temas mitológicos (Los borrachos, La fragua de Vulcano, Marte), o Quevedo se burla del Orlando furioso de Ariosto en su inacabado Poema de las necedades y locuras de Orlando enamorado; Lope de Vega del Cancionero de Petrarca en sus Rimas humanas y divinas de Tomé Burguillos y Cervantes hace lo mismo respecto a los libros de caballerías y pastoriles en su Quijote. En el siglo XIX Espronceda parodia el estilo neoclásico con su El pastor Clasiquino, y se autoparodia otras veces; Salvador María Granés rehace burlescamente numerosas óperas del XIX, como La Bohème, y Pedro Muñoz Seca se chancea de forma insuperable de la pretenciosidad del teatro histórico romántico y modernista en su astracanada La venganza de Don Mendo.

¿Qué es poesía? Dices
mientras clavas en mi pupila
tu pupila marrón.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía soy yo. (Parodia de Bécquer)

Hoy ni cielos ni tierra me sonríen,
hoy comprendo mi gran estupidez.
hoy la he visto, la he visto e iba con otro...
¡Me cago en diez! (Parodia de Bécquer)

Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que mientras muero o no muero
me estoy haciendo pipí (Parodia de Santa Teresa de Jesús).

Un tipo de parodia, la parodia estilística (que no incluye crítica hacia lo imitado) o pastiche, exige un gran talento literario. En ese terreno han destacado especialmente Tomás Salvador, Conrado Nalé Roxlo y algunos otros:

A la manera de Alejandro Dumas (padre)

He aquí uno de los capítulos más sombríos de la historia de Francia que, como el triste episodio del Hombre de la Máscara de Hierro y otros del mismo jaez, ha sido escamoteado persistentemente por los historiadores oficiales, pero que se encuentra debidamente documentado por un cronista de la época en los archivos secretos de la "Biblioteca Mazarino", apartado 316, casillero 489, expediente 1975.
El cronista anónimo nos narra lo siguiente, en el pintoresco francés de la época:
"El rey Sol amaneció nublado aquella mañana. Su nube no era de tristeza, ni de mal humor, ni de furia; era, simplemente, una nube de distracción. Esto fue notado desde el primer momento por los cortesanos, basándose en el hecho, francamente insólito, de que, durante el besamanos, varias veces se equivocó ofreciendo a los labios palatinos su regio pie.
Con tal motivo, el señor de Voltaire hizo esta ingeniosa frase: "Su Majestad da hoy más pie que nunca para la adulación".
Luisa de Lavalliére fue confundida por él con una simple sirvienta y reprendida severamente por no haber barrido las escaleras del Louvre. Para desagraviarla, le regaló un collar de perlas, cuyo precio excesivo habría hecho temblar las finanzas del reino, cosa que no ocurrió porque se olvidó de pagarlo.
Pero el episodio más grave fue el del desdichado maese Roulet. Maese Roulet era el encargado de mantener templados y en orden los cuernos de Su Majestad. Su colección de cuernos de caza era célebre.
Maese Roulet se presentó aquella mañana llevando al rey una nueva pieza para su colección. El instrumento estaba hecho con el cuerno derecho de un toro sagrado de la India, y sonaba maravillosamente. El rey resopló los primeros compases de su alalí favorito, y, al devolver el instrumento al buen menestral, le dijo:
-Es de los buenos, marqués.
-Sire -respondió el bueno de Roulet-, yo no soy marqués, pertenezco al estado llano.
-El rey de Francia no se equivoca. Desde hoy lo eres. -Gracias, sire. Y, si no es indiscreción, ¿marqués de qué?
-Marqués del Cuerno -fue la regia respuesta.
Una dama, de las muchas que en aquella época tenían abierta "boutique d'esprit", susurró:
-He ahí un título al que la mitad de la nobleza tiene derechos adquiridos.
Al oírla, el severo Fenelón enrojeció como una doncella.
El nuevo marqués preguntó:
-Sire, ¿Puedo retirarme?
A lo que el rey Sol, que había vuelto a caer en la distracción que regía aquella mañana, le respondió:
-Id con Dios, estimado conde.
-¿Esto también va en serio, sire? -interrogó Roulet.
-¿El qué, muchacho?
-Lo de conde.
-Sacré nom d'un chien! -gritó Su Majestad, furioso por haberse eqquivocado otra vez, pero no queriendo dar su cetro a torcer, pues era bastante testarudo, agregó-: Cuando yo digo conde, conde es.
-Gracias, Majestad, ¿y conde de qué soy ahora? -De lo mismo.
Pero un maestro de heráldica, ciencia que respetaba mucho Luis XIV, explicó que, al ascenderle en la escala de la nobleza, tendría que agregarle otro cuerno por lo menos. Y así se resolvió.
-¿Quedamos, entonces -dijo el monarca~, en que sois duque de los Dos Cuernos?
-Duque no, simplemente conde.
-¿He dicho duque? ¡Pues sea, y no me repliquéis! ¡En mi vida he visto un príncipe más contestador!
-¿A qué príncipe os referís, sire? -preguntó el primer ministro Fouquet, bastante alarmado por el giro que tomaba el asunto.
-¡A este príncipe Roulet de los cien mil cuernos!-exclamó el rey fuera de sí, y agregó, ya perdidos los estribos de la corona-: ¡Idos de aquí, Majestad, o me enloqueceréis!
Un impresionante silencio recorrió la corte. Los cimientos del Louvre temblaban. El monarca, recobrando su escasa lucidez, dijo entonces:
-Lo siento mucho, mi pobre Roulet, pero como no puede haber dos reyes en Francia, pues el rey es el jefe del Estado y el Estado soy yo, no tengo más remedio que hacerte ejecutar; eso sí, con honores reales.
Y el verdugo de París cumplió el penoso deber de decapitar en secreto a Jacobo Honorato Roulet, rey de Francia.

Conrado Nalé Roxlo, Antología apócrifa. Buenos Aires: Kapelusz, 1971, pp. 124-127.

Un tipo de parodia es el contrafactum. Toma como pie forzado una obra determinada de un autor, que repite en parte, pero sustituye lo esencial de la misma para darle una intención distinta, que puede ser sacralizadora (como hizo Sebastián de Córdoba al volver a lo divino los poemas paganos de Garcilaso), obscenizadora (como ocurre con la Carajicomedia, parodia obscena de El laberinto de Fortuna de Juan de Mena) o degradante, como hizo Hernando de Acuña con la quinta canción en liras de ese mismo Garcilaso, para burlarse de la torpeza como poeta de un caballero:

A un buen caballero, y mal poeta, la lira de Garcilaso contrahecha

De vuestra torpe lira
ofende tanto el son, que en un momento
mueve al discreto a ira
y a descontentamiento,
y vos sólo, señor, quedáis contento.

Yo en ásperas montañas
no dudo que tal canto endureciese
las fieras alimañas,
o a risa las moviese
si natura el reír les concediese.

Y cuanto habéis cantado
es para echar las aves de su nido,
y el fiero Marte airado,
mirándoos, se ha reído
de veros tras Apolo andar perdido.

¡Ay de los capitanes
en las sublimes ruedas colocados,
aunque sean alemanes,
si para ser loados
fueran a vuestra musa encomendados!

Mas ¡ay, señor, de aquélla
cuya beldad de vos fuere cantada!,
que vos daréis con ella
do verse sepultada
tuviese por mejor que ser loada.

Que vuestra musa sola
basta a secar del campo la verdura,
y al lirio y la vïola,
do hay tanta hermosura,
estragar la color y la frescura.

Triste de aquel cautivo
que a escucharos, señor, es condenado
que está muriendo vivo
de versos enfadado,
y a decir que son buenos es forzado.

Por vos, como solía,
no reprehende Apolo ni corrige
la mala poesía,
ni las plumas rige,
pues la vuestra anda sola y nos aflige.

Por vuestra cruda mano
aquella triste tradución furiosa
no tiene hueso sano,
y vive sospechosa
que aun vida le daréis más trabajosa.

Por vos la docta musa
no da favor a nadie con que cante,
y mil querellas usa
con un llanto abundante,
mas nunca escarmentáis para adelante.

A vos es vuestro amigo
grave, si no os alaba, y enojoso,
y si verdad os digo,
daisme por ambicioso,
por hombre que no entiende o sospechoso.

Si yo poeta fuera,
viendo la cosa ya rota y perdida,
a Apolo le escribiera,
pues que de sí se olvida,
que reforme su casa o la despida.

Que no ha sido engendrada
la poesía de la dura tierra,
para que sea tratada
como enemigo en guerra
de quien se muestra amigo y la destierra.

Ella anda temerosa
con sobrada razón, y tan cobarde,
que aun quejarse no osa,
ni halla quien la guarde
de que en vuestro poder no haga alarde.

Y estáis os alegrando,
el pecho contra Apolo empedernido,
y a su pesar cantando,
de que él está sentido
y el coro de las musas muy corrido.

Por ley es condenado
cualquier que ocupa posesión ajena,
y es muy averiguado
que con trabajo y pena
el oro no se saca do no hay vena.

Pues ¿qué podrá decirse
de quien de versos llenos de aspereza
no quiere arrepentirse,
y para tal dureza
anda sacando fuerzas de flaqueza?

Señor, unos dejaron
fama en el mundo por lo que escribieron,
y de otros se burlaron,
que, en obras que hicieron,
ajeno parecer nunca admitieron.

Palabras aplicadas
podrían ser éstas a vuestra escritura,
pero no señaladas,
porque es en piedra dura,
y ya vuestro escribir no tiene cura.

Mas digo finalmente,
aunque decirlo es ya cosa excusada,
que no hagáis la gente
de vos maravillada,
juntando mal la pluma con la espada.

Mueran luego a la hora
las públicas estancias y secretas,
y no queráis agora
que vuestras imperfetas
obras y rudo estilo a los poetas

den inmortal materia
para cantar, en verso lamentable,
las faltas y miseria
de estilo tan culpable,
digno que no sin risa dél se hable.

Por otra parte, existe un tipo de parodia que se realiza en una mixtura de latín y léxico romance, el llamado latín macarrónico (en la España del Renacimiento no se le llamaba así, sino latín genovisco, esto es ‘genovés’), parodias que tienen su origen lejano en los poemas goliardescos y su denominación oficial en la Macaronea de Tifi Odasi (1490), para alcanzar el éxito con los Maccheronee del famoso Teófilo Folengo (1496-1544), más conocido bajo el sobrenombre de “Merlín Cocayo”. En España cultivaron estas parodias, entre otros, Sánchez Barbero, que escribió un poema épico sobre José I llamado La Pepinada, o más propiamente Ignacio Calvo, que escribió un Quijote en latín macarrónico, del que copio su comienzo:

In isto capítulo tratatur de qua casta pajarorum erat dóminus Quijotus et de cosis in quibus matabat tempus

In uno lugare manchego, pro cujus nómine non volo calentare cascos, vivebat facit paucum tempus. quidam fidalgus de his qui habent lanzam in astillerum, adargam antiquam, rocinum flacum et perrum galgum, qui currebat sicut ánima quae llevatur a diábolo. Manducatoria sua consistebat in unam ollam cum pizca más ex vaca quam ex carnero, et in unum ágilis-mógilis qui llamabatur salpiconem, qui erat cena ordinaria, exceptis diebus de viernes quae cambiabatur in lentéjibus et diebus dominguis in quibus talis homo chupabatur unum palominum. In isto consumebat tertiam partem suae haciendae, et restum consumebatur in trajis decorosis sicut sayus de velarte, calzae de velludo, pantufli et alia vestimenta que non veniut ad cassum.


PERSONIFICACIÓN o PROSOPOPEYA

Atribuir cualidades humanas a seres inanimados o irracionales. Muy empleado por los fabulistas.

Algo miró después de sí la Muerte... Gabriel Bocángel.

PLEONASMO

Redundancia viciosa de palabras distintas pero con el mismo significado o parecido. Estilísticamente sirve para intensificar el significado. Se presenta en el lenguaje común como una forma de resaltar o destacar el significado: "subir arriba”, “salir afuera”, “entrar adentro”, “bajar abajo”, “verla con mis propios ojos" etc...

CONCESIÓN

Se produce esta figura cuando el escritor finge sustentar brevemente una opinión contraria a la que quiere defender para hacerla más creíble:

Yo confieso que Cristo da excelencia
al matrimonio santo y que lo aprueba.
¡Que Dios siempre aprobó la penitencia! Francisco de Quevedo.

¿A qué me lo decís? Lo sé: es mudable,
es altanera y vana y caprichosa;
antes que el sentimiento de su alma,
brotará el agua de la estéril roca.
sé que en su corazón, nido de sierpes,
no hay una fibra que el amor responda;
que es una estatua inanimada; pero...
¡es tan hermosa! G. A. Bécquer, Rimas.

YUXTAPOSICIÓN y SUPERPOSICIÓN TEMPORAL

Recurso propio de la poesía moderna desde el siglo XX. Consiste en cruzar diferentes tiempos con un mismo referente. Así, un muchacho puede en el mismo poema convertirse en un anciano (yuxtaposición) y al mismo tiempo puede contemplarse a sí mismo joven desde un balcón y como viejo (superposición) en un solo instante de presente, tal sucede en el poema "Sucesión de mí mismo" de Francisco Brines:

Con el sol y los pájaros el día se hace largo
y en la esquina el muchacho ya es este mudo anciano que vigila
el balcón
allí donde él se mira con un cuerpo aún robusto y fatigado.

CONTRAPUNTO

Técnica narrativa dinámica que presenta simultáneamente tiempos, lugares y personajes sin prevenir al lector del cambio. Alternan planos narrativos distintos a causa del espacio, del tiempo o del personaje. En el seno de un monólogo interior pueden aparecer presente, pasado y futuro alternando mezclados en la mente del personaje. En la descripción y narración objetiva pueden aparecer también diferentes planos narrativos que transcurren en espacios más o menos aledaños dentro de un mismo instante de temporalidad, como ocurre en el capítulo VII del Ulises de James Joyce:

Corny Kelleher cierra su libro diario; el P. Commee sube a un tranvía; un marinero se desliza por la esquina; Boody y Ratey toman la sopa en la cocina llena de humo; la chica rubia prepara una cestilla de flores; la mecanógrafa Dunne escribe y atiende el teléfono...

La novela El fulgor y la sangre de Ignacio Aldecoa está concebida según el contrapunto temporal, de forma que los personajes van y vienen del pasado al presente y al futuro continuamente. Es una técnica vanguardista de origen anglosajón (Huxley, Contrapunto) propia del experimentalismo narrativo del siglo XX.

PARÁBOLA

Narración simbólica o alegoría en forma narrativa, como las que utilizó Jesucristo para predicar y aparecen recogidas en los evangelios. Si contiene sentido moral o parenético se denomina apólogo, mientras que se reserva la denominación parábola en el siglo XX a los relatos simbólicos que no tienen sentido o tienen sentido filosófico o existencial, como las parábolas de Franz Kafka:

LA PARTIDA

Ordené que trajeran mi caballo del establo. El sirviente no entendió mis órdenes. Así que fui al establo yo mismo, le puse silla a mi caballo, y lo monté. A la distancia escuché el sonido de una trompeta, y le pregunté al sirviente qué significaba. Él no sabía nada y nada escuchó. En el portal me detuvo y preguntó: "¿A dónde va el patrón?" "No lo sé", le dije, "simplemente fuera de aquí, simplemente fuera de aquí. Fuera de aquí, nada más, es la única manera en que puedo alcanzar mi meta". "¿Así que usted conoce su meta?", preguntó. "Sí", repliqué, "te lo acabo de decir. Fuera de aquí, esa es mi meta".

Los antiguos griegos y romanos utilizaban los apólogos, especialmente las fábulas o cuentos de animales, para inculcar en sus hijos la ética pragmática del paganismo, cuyo valor fundamental era la imposibilidad de que los hombres cambien, doctrina fatalista que fue contaminada más tarde por el influjo de las diatribas de los cínicos y estoicos. El cristianismo subvertió esa creencia y convirtió la moralidad del apólogo en una doctrina menos cruel y abierta a la evolución y el cambio. En el siglo XX, la parábola regresa a sus fines fatalistas e intenta desvelar la condición existencial del hombre moderno.

COMPOSICIÓN MUSICAL

Algunos textos, sobre todo poéticos, imitan las estructuras musicales en su composición. Por ejemplo, la composición anular, de origen muy antiguo, mediante la cual un poema empieza con uno o más versos que vuelven a repetirse al final, con variaciones mínimas o sin ellas, cerrándose así la pieza, que de esa forma queda redonda, a la manera de un anillo al que se da la vuelta para acabar en la misma joya, invitando a una relectura infinita, cerrándose sobre sí misma como un eco. Por otra parte, el poeta asquenazí Paul Celan, en Todesfugue, imita la estructura de la fuga bachiana, expresando así en la lengua del enemigo el dolor por la muerte de su familia en el campo de concentración:

Fuga de la muerte


Leche negra del alba la bebemos en la tarde
la bebemos al mediodía y en las mañanas la bebemos en la noche
bebemos y bebemos
cavamos una tumba en los aires donde no es estrecho
un hombre vive en la casa y juega con las serpientes que escribe
que escribe a Alemania cuando oscurece tus dorados cabellos Margarita
lo escribe y sale frente a la casa y refulgen las
estrellas y con un silbido llama a sus perros de presa
y silba a sus judíos les hace cavar una tumba en la tierra
nos manda tocad para el baile

Leche negra del alba te bebemos de noche
te bebemos en la mañana y al mediodía te bebemos en la tarde
bebemos y bebemos

Un hombre vive en la casa y juega con las serpientes que escribe
escribe a Alemania cuando oscurece tus dorados cabellos Margarita
tus cabellos cenicientos Sulamita cavamos una tumba en los aires donde no es estrecho

Vocifera cavad más profundo en la tierra y vosotros cantad y tocad
coge su arma del cinto y la enarbola sus ojos son azules
hundid más profundo las palas y vosotros seguid tocando para el baile

Leche negra del alba te bebemos en la noche
te bebemos al mediodía y en las mañanas te bebemos en la tarde
bebemos y bebemos
un hombre vive en la casa tus cabellos dorados Margarita
tus cabellos cenicientos Sulamita él juega con las serpientes

Vocifera tocad más dulcemente a la muerte la muerte es un maestro venido de Alemania
vocifera haced sonar más lúgubres los violines y luego subid como humo en el aire
y tendréis una tumba en las nubes donde no es estrecho

Leche negra del alba te bebemos de noche
te bebemos al mediodía la muerte es un maestro venido de Alemania
te bebemos en la tarde y en las mañanas bebemos y bebemos
la muerte es un maestro venido de Alemania su ojo es azul
te acierta con bala de plomo te acierta con precisión
un hombre vive en la casa tus cabellos dorados Margarita
nos lanza sus perros de presa nos da una tumba en el aire
juega con las serpientes y sueña la muerte es un maestro venido de Alemania
tus cabellos dorados Margarita
tus cabellos cenicientos Sulamita

La regresión infinita que cultiva la llamada música progresiva o new age tiene también su paralelo poético. Véase por ejemplo este poema de Juan Bonilla:

Caracola

Dentro de esta caracola
ruge un mar contra una playa
en la que quizá alguien haya
hallado otra caracola
que ahora se acerca al oído
para escuchar el sonido
de las paulatinas olas
que se rompen en la playa
en la que quizá alguien haya
hallado otra caracola.


10. BIBLIOGRAFÍA:


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Estébanez Calderón, Demetrio, Diccionario de términos literarios. Madrid: Alianza Editorial, 1996.

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Mortara Garavelli, Bice, Manual de retórica. Madrid: Editorial Cátedra, 1991.

Álvarez del Real, María Eloísa (dir.), Diccionario de términos literarios y artísticos. Panamá: Editorial América, 1990.

Curtius, Ernst Robert, Literatura europea y Edad Media latina. México: FCE, 1954, 2 vols.

Beristáin, Helena, Diccionario de retórica y poética. México: Porrúa, 1988, 2.ª ed.

Sainz de Robles, Federico Carlos, Ensayo de un diccionario de la literatura. Tomo I. Términos, conceptos, “ismos” literarios. Madrid: Aguilar, 1972 (1952).

Genette, Gerard, Palimpsestos. La literatura en segundo grado. Madrid: Taurus, 1993.

Lausberg, Heinrich, Manual de retórica literaria. Madrid: Gredos, 1966-68 (3 vols.).

Mayáns y Siscar, Gregorio, Obras completas III. Retórica. Edición preparada por Antonio Mestre Sanchís. Oliva: Ayuntamiento de Oliva – Diputación de Valencia, Consellería de Cultura, 1984.

Mendizábal y García Lavín, Federico de, Arte literario (Preceptiva literaria o Retórica y Poética). Valladolid: Miñón S. A., [1954]

Marchese, Ángelo y Forradellas, Joaquín, Diccionario de retórica, crítica y terminología literaria. Barcelona: Ariel, 1986.

Luzán, Ignacio de, La Poética. Reglas de la poesía en general y de sus principales especies... Ed. de Russell P. Sebold. Barcelona: Lábor, 1977.

Ayuso de Vicente, María Victoria, García Gallarín, Consuelo, y Solano Santos, Sagrario, Diccionario de términos literarios. Torrejón de Ardoz: Akal, 1990.

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